La Sonda Nasográstica Siliconada: “Sonda no reactiva”

La industria farmacéutica ha desarrollado sondas de silicona de grado médico, la sonda de silicona es considerada una “sonda no reactiva” dado a que su contacto con la temperatura y fluidos del cuerpo no producen desprendimiento de sus componentes. Además, su naturaleza es bastante flexible, convirtiéndola en una mejor opción para la alimentación enteral, reduciendo el riesgo de perforación del tracto digestivo. 

Su permanencia en el paciente puede ser mayor ya que no pierde flexibilidad dentro del cuerpo, haciendo de ella una opción segura médicamente y económica (al no tener que estarla cambiando constantemente).

¿Cuál es el riesgo de contaminación?¿Es posible que pueda estar expuesta a la contaminación?

La silicona de grado médico fue la que mostró los índices más bajos de desarrollo de formación de biofilms (menor potencial de formación de biomasa sésil); es decir que su potencial de contaminación es el más bajo del grupo de materiales evaluados.

Y, ¿Qué ocurre si se producen estos biofilms?

El desarrollo de biofilm dentro del lumen de una sonda nasogástrica, no solo implica su contaminación, si no que también puede contribuir a su obstrucción; con cualquiera de estas situaciones se pone en riesgo la seguridad del paciente y se hace necesario el cambio constante del dispositivo médico; utilizando más recursos como personal médico especializado en el manejo de sondas, insumos como gasas, guantes, cintas adhesivas de grado médico, etc.

¿Cuáles son sus más grandes beneficios?

Las sondas nasogástricas de silicona son más seguras y eficaces, tienen un índice menor de perforaciones del tracto gastrointestinal, menor ulceración de la zona nasal, menor potencial de contaminación por desarrollo de biofilms, no emite residuos tóxicos, su flexibilidad le brinda mayor comodidad al paciente, al ser más flexible genera menos adhesiones internas. 

Entonces, podemos decir que al no contaminarse con facilidad,  permite que el dispositivo médico permanezca dentro del paciente durante más tiempo (los fabricantes suelen respaldar el dispositivo colocado hasta 29 días), ahorrando valiosos recursos económicos como el personal médico especializado, el uso de materiales como gasas, guantes y cintas adhesivas y la propia sonda que dura tiempo prolongado sin requerir cambio.

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